La historia detrás del cubrebocas

Todo comenzó un día en 1890 un joven de nombre Karl Wilhem Flügge, el era higienista alemán y logra descubrir que al toser, estornudar e incluso hablar esparcimos  gotitas de saliva por el aire, esto dio pie a un breve artículo escrito por el Dr Guillermo Murillo Gódinez, el cual menciona que:

1) Las gotas alcanzan una distancia de un metro, aun si se habla en voz baja.

2) Se quedan en el aire durante media hora y después se establecen en superficies.

3) Miden hasta diez micras.

4) Son portadoras de bacterias y virus.

 

Por este último punto fue que en 1897 se abogó por el uso de cubrebocas en cirugía y así proteger a la gente de morir por infecciones tras operarse.

 

Así nació el cubrebocas.

Taparse la boca para salvar vidas

Vino la asepsia, que en pocas palabras es operar en condiciones estériles: con bata, guantes y cubrebocas. El primero en apuntarse fue el cirujano francés Paul Berger, quien publicó:

“Por años he estado preocupado porque las gotas proyectadas de la boca del cirujano y de sus asistentes hagan brotar infecciones en pacientes, las mismas que siguen ocurriendo a pesar de las condiciones estériles del quirófano”.

¿La boca de un cirujano una fuente de enfermedades? Ridículo. “Yo nunca he usado una máscara y ciertamente nunca lo haré”, contestó a la propuesta Monsieur Terrier, según el texto Pestilentia in nummis del doctor Ludwing Pfeiffer.

A mediados de 1910 se desató la peste neumónica en Manchuria, China, y para detenerla se utilizaba una mascarilla de cirujano hecha de algodón revestido con gasa.

Poco importó porque Paul juntó seis capas de gasa rectangular y las amarró a su cabeza y a su bata, incluso su barba ayudaba a sostener el invento.

historia cubrebocas

 W. Huebner reemplazó en 1898 ese tapabocas por uno de dos capas y recomendó usarlo a cierta distancia de la nariz para no humedecerlo y estropearlo.

Siete años después fue el turno de Alice Hamilton, médica e investigadora estadounidense para asegurar que la fiebre escarlata (causante de sarpullido, fiebre y dolor de garganta) se transmitía por gotitas e impulsó a las enfermeras a colocarse el tapabocas sobre la nariz también para evitar contagios al tratar pacientes en 1905.

Luego se probó la eficacia de tres tipos de tapabocas : uno de gasa gruesa, uno de gasa mediana y uno de muselina, todos de 15×20 centímetros y con dobladillo. Se descubrió que la gasa fina era la más eficiente.

 

Dato curioso: siete años después, en 1926, se hizo obligatorio el uso del cubrebocas en quirófanos de todo el mundo.

 

En la década de 1930 el médico estadounidense Herbert Mellinger puso un pedazo de goma o hule entre dos capas de gasa para crear un cubrebocas “antigérmenes”. Uno más fabricado con película para rayos equis lavada que funcionaba como filtro, otro con papel celofán en lugar de gasa común y otros más de materiales como celulosa con pliegues de algodón, franela, papel con clips de seguridad y dos ligas y un último de algodón entre dos gasas de malla. 

Con la creación de los antibióticos, en 1940, la importancia del tapabocas pasó a segundo plano.

 

Pero en 1961 el investigador M. Musselman retomó el tema y creó el primer tapabocas desechable, que incluía una capa plástica que se acomodaba a la forma de la cara como filtro.

El cubrebocas hoy

En la actualidad hay muchos tipos de cubrebocas, desde caseros hasta especializados, y sus variantes contemplan los microorganismos que puedan filtrar.

Hoy en día, a causa del coronavirus, hay gran variedad y diseños de cubrebocas, tal vez tratando de hacer este objeto más al gusto del portador hasta personalizarse

Fue utilizado por la población en julio del 2003, ante la caída de lluvia de ceniza en las cercanías al volcán Popocatépetl para evitar su aspiración por parte de pobladores cercanos al coloso.

En 2019 tomo una popularidad y uso nunca antes visto debido a la pandemia de COVID-19 y se espera que estos años se mantenga un uso habitual para evitar propagar diversas enfermedades respiratorias.


Fuente: El Universal

https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/asi-nacio-el-cubrebocas/

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